Todas las semanas veo partidos de cantera, de todas las edades y siempre hay varios padres o en la línea de banda o cerca de la valla o cerca de su hijo o corriendo por la banda o directamente gritándole lo que tiene que hacer. En primer lugar y como entrenador, me parece una grave falta de respeto.
Me llamo Luis Prado y soy entrenador nacional de fútbol. Llevo algunos años entrenando en todas las categorías y, de vez en cuando, cuento alguna historia de este pequeño gran mundo.
Soy gallego, aunque, como buen emigrante, he pasado la mayor parte de mi vida fuera de mi tierra. He tenido la inmensa suerte de poder viajar por todo el mundo, Asia, Oceanía, América, Europa y África. En todos esos lugares me he encontrado historias y vidas fascinantes, intentando nutrirme de todas y cada una de ellas y de llenar mi mochila de frases inacabadas. Todas ellas pueden tener el final que uno quiera, por eso siempre acabo mis frases con 3 puntos suspensivos…
Una vez un escritor francés llamado François Mauriac dijo que cuesta muy poco construir castillos en el aire, y sin embargo que caro es destruirlos. Al leerlo, recuerdo la de castillos que de pequeño construía, dónde estaba yo y sobre todo dónde quería llegar.
Según mi cabeza, he viajado a la luna varias veces, incluso he visitado Marte, he salvado vidas operando a corazón abierto, he ganado 1 Oscar en lugar de Matt Damon por El Indomable Will Hunting, he marcado el gol de Iniesta en la final del Mundial, he ganado una Champions con el Celta, etc, etc, etc.
Pero de todos los castillos que he construido, los que más orgulloso me han hecho sentir son los que creado de la nada y he logrado realizar; todas esas ideas que surgen de la imaginación más simple de un niño y que, años después, se consiguen.
Digo todo esto porque me gustaría hacer mención hoy a una situación que veo cada semana en todos los campos de fútbol (entiendo que es extensible a otros deportes).
Llevo años entrenando a chicos y sigo sin creerme lo que veo muchas veces.
Personalmente lo que más me llama la atención a mi es la figura del padre – entrenador. Ese padre que ha ganado 35 títulos como entrenador de fútbol y que sabe PERFECTAMENTE cómo debe colocarse un niño de 4 – 5 – 6 años en un campo. Para sacarle el máximo rendimiento a su potencial, claro. Es evidente que con esa edad ya está tardando en ficharlo un grande.
Todas las semanas veo partidos de cantera, de todas las edades y siempre hay varios padres o en la línea de banda o cerca de la valla o cerca de su hijo o corriendo por la banda o directamente gritándole lo que tiene que hacer. En primer lugar y como entrenador, me parece una grave falta de respeto.
Te podrá gustar o no la persona que se sienta en el banquillo pero, como mínimo, merece un respeto que TÚ le estás negando. Por no decir que es muy posible que esté infinitamente mejor preparado para ese puesto de lo que ese padre llegue a estar jamás.
La semana pasada veía otro suceso similar. Los padres de un equipo insultando a los niños del otro equipo. A niños de 11- 12 años. Lo más sorprendente es que, en el campo, los chicos se estaban dando la mano y no había ni la más pequeña de las polémicas entre ellos. Una vez más, se demuestra dónde está el problema. Y el problema, como podéis ver, no son ellos.
Padres, os cuento un secreto. Y además es gratis. Vuestros niños no quieren ser estrellas del mundo del fútbol. Si, sé que ahora mismo estaréis tremendamente sorprendidos pero os PROMETO que es la verdad. Vuestros hijos quieren tener amigos, sentirse involucrados dentro de un grupo, sentirse queridos, sentir que son parte importante de algo y sobre todo, quieren JUGAR. Porque jugar es un concepto que va íntima e indivisiblemente ligado al ADN de un niño. No hay más.
No le deis vueltas ni penséis que porque ve a sus ídolos en la televisión quiere ser igual que ellos con 5 o 10 años. Quiere jugar, quiere probar cosas, quiere equivocarse y aprender, no sabe si quiere ser portero o delantero centro, lo que quiere es sentirse importante con aquello que hace, ya sea marcar un gol por la escuadra o hacer un castillo de arena.
Por eso, mi consejo para los padres es que no vayan a ver los partidos de sus hijos o que si van, se comporten, animen y apoyen a los niños OCURRA lo que OCURRA. Y sobre todo que no les digan lo que no pueden hacer, porque si algo me ha quedado claro es que un niño puede hacer cualquier cosa que se proponga.
Y aunque yo no soy nadie, me gustaría dar un consejo a todos los entrenadores de niños en formación; dejad que se equivoquen. Corregid y animar, pero sobre todo dejad que se equivoquen, que intenten y que logren por si mismos. Os lo agradecerán eternamente.
Y por cierto, nunca cambiaría mis castillos en el aire por esas tardes jugando al fútbol en campos de tierra con porterías hechas con 2 piedras, o con 2 camisetas. Esas tardes en las que se hace de noche sin darte cuenta y los partidos llegando a casa lleno de barro. No cambiaría mi Oscar al mejor actor por los partidos descalzo con amigos en la playa ni siquiera mi Champions con el Celta por haber podido jugar en el mismo equipo que mi padre algún que otro partido mientras mi madre preparaba sus bocadillos de tortilla. Y creedme que nada me apetece más que ver a Borja Oubiña levantar la orejona.
Dejad que se equivoquen y que salten en los charcos, pero nunca solos…
Luis Prado @cholinho
Entrenador Nacional De Fútbol (UEFA Pro Coach)
La Soledad del Entrenador @SEntrenador By Miguel Angel “AROCA” @m_aroca14