¿Quién ha ganado? ¿Te has divertido?. Dos preguntas muy distintas, y con eso quería empezar algo tan sencillo y fácil como interesarnos por la diversión de nuestros hijos en la práctica deportiva, algo que hoy por hoy se está olvidando. En cambio, la primera pregunta estamos cansados de escucharla continuamente, da igual si no han disfrutado, en cambio no da igual si no han ganado. De una manera indirecta ya estamos presionando, fomentando resultados y competitividad a la vez de estar facilitando emociones negativas.
La relación que tanto padres como entrenadores mantienen con los niños es fundamental para generar entusiasmo y motivación por la práctica deportiva, pero todo lo contrario cuando la herramienta que utilizamos es la presión con la cual facilitamos que aparezca el miedo, la ansiedad y el abandono de la misma.
En general, lo que resulta ser una práctica deportiva divertida, educativa y formativa, a veces por diferentes factores externos o internos, pasan a dificultar esa evolución integral de los niños. La presión que tienen hoy en día los deportistas de categorías base aparece prácticamente desde que nacen, encontrándonos frases como: “Mi hijo va a ser del Madrid”, “Mi hijo practicará fútbol”.
Dicha presión se quiere parecer cada vez más a la de un equipo de primera división; se presiona con los resultados, con el ganar como único objetivo, la afición responde con la misma ansiedad que si vieran un Madrid-Barça en el bar con los amigos, con que su hijo es mejor que el otro, porque el mío metió 5 goles y es un fenómeno, con que si es preciso meter una patada para salir airoso de la jugada está permitido y nos encontramos con padres y entrenadores que además los motivan.
Me pregunto: ¿Y el esfuerzo? ¿alguien se acuerda de él? Un valor tan bonito y tan enriquecedor que a día de hoy pasa desapercibido en muchos clubes de fútbol base, cuando debería ser el principal objetivo. Con esto, quiero haceos reflexionar tanto a padres como a entrenadores y cualquier técnico que esté en contacto con deportistas, trabajando y educando, la competición no está reñida con la educación, por lo que debemos dar ejemplo, comprender que hacer deporte tiene un importante valor educativo independientemente de la clasificación .
¿Por qué no les dejamos crecer? ¿No se dan cuenta que no tiene ningún sentido acelerar y poner en peligro el proceso de formación de sus hijos?. En la vida a medida que crecemos todo se acaba convirtiendo en una competición, por lo que en estas etapas el objetivo es que puedan disfrutar al máximo con tranquilidad y sin presiones.
Es cierto que hay padres y entrenadores que educan en valores, que los animan, los apoyan y no le dan importancia a los resultados. Solamente les interesa que sean felices, que disfruten practicando el deporte que ellos han elegido, que adquiera unos hábitos saludables, que respete a sus compañeros, a los rivales, al árbitro, a su entrenador etc. Estos padres y madres, aunque sean los menos, yo les apoyo para que sigan animando a sus hijos, estando siempre cerca de ellos, elijan el deporte que elijan, sin presión de ningún tipo. Lo importante es que disfruten practicando deporte y de algo tan bonito como el fútbol y no olvidarnos de que ¡los valores también juegan!
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